El ser humano es muy dado a errar, y claramente erramos al entender que necesitamos tanto y tan rápido.
Hoy existe un consumismo atroz, casi enfermizo, que nos empuja irremediablemente a “tener”. Y bien es cierto que hay muchas cosas que hoy en día son muy necesarias porque simplifican grandemente la vida, véanse lavadoras, ordenadores, teléfonos, etc… nos servimos más de lo que podemos comer y ¡así nos luce el pelo!
El problema viene cuando, diferentes factores influyen en el comportamiento personal y social, como son el “ansia económica” de los fabricantes y similares, la publicidad “despiadada” y poco regulada, y la falta de personalidad y carácter o si se prefiere la debilidad mental que a veces mostramos socialmente -¿qué dirán de mí?-…
Todo son factores que influyen para que compremos y compremos, y que actualicemos nuestra “cacharrería tecnológica” aún no siendo necesario hacerlo, si nuestro objeto en cuestión se ha vuelto obsoleto nosotros también, o al menos eso proclaman los fabricantes.
Pero ¿qué van a decir…? Son partidarios silenciosos de la obsolescencia programada, cosa a la que se le dio mucho bombo (y con razón).
Nos deshacemos de más tecnología de la que deberíamos. Más de lo que sería escrictamente necesario, y en algunos casos antes de lo que quisiéramos.
Todo está diseñado para “morir” joven, como estrellas del rock, una vida corta, intensa y llena de fama. ¿Y qué sucede después? Bien sencillo, hacemos una montañita de “cacharros” en un descampado lejos del alcance de mirones y sanseacabó.
O ¿Por qué no?, podemos hacer lo mismo pero en un descampado que hemos denominado “tercer mundo“, asunto resuelto.
Pues bien señores, así no son las cosas, debemos tomar ejemplo de quién actúa correctamente, dejemos en paz al tercer mundo que si se encuentra así es por culpa del primero, y obremos razonablemente.
Consumamos lo necesario, fabriquemos cosas duraderas y fácilmente reciclables y deshechables, y cuando no nos quede más remedio que deshacernos de algo, intentemos llevar cada parte a donde corresponda, y “tiremos de las orejas” a nuestros gobiernos para que conviertan los puntos limpios en servicios 100% eficaces y fiables.
Hagamos examen de conciencia, y todo irá a mejor, y cuando nos digan que estamos obsoletos o anticuados, digamos convencidos que somos vintage, que es más cool.
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En queremosverde.com creemos que existe una forma de consumo ecológico que nos puede llevar a un mundo sostenible y verde.
A menudo solemos hablar sobre ecomoda y ecodiseño ,o ecofashion y ecodesign, que es más internacional. Pero nunca podemos extendernos tanto como quisiéramos por la variedad de temas ecológicos que queremos compartir con vosotros.
En queremosverde.com queremos que podáis estar al día sobre los temas ecológicos que os interesan.
En primer lugar hemos puesto a vuestra disposición nuestro calendario ecológico colaborativo, en el que podéis subir las ferias, charlas, talleres, mercados, actividades ecológicas… que vayáis a participar, conozcáis o queráis dar más difusión.
Y ahora os traemos dos nuevas cuentas de Twitter en las que os iremos contanto tweet a tweet todas las noticias que tengamos conocimiento sobre ecofashion y ecodesign.
En @qv_ecofashion podéis seguir las noticias de ecofashion de todo el mundo, tan fácil como seguir la cuenta y en ya tendrás en tu timeline la actualidad de la moda más verde.
También puedes estar al tanto de todas las novedades en
ecodesign siguiendo a la cuenta @qv_ecodesign. Todo el ecodiseño en una cuenta de Twitter.
Y por supuesto también tenemos nuestra cuenta principal en @queremosverde donde estamos encantados de que nos cuentes qué te parece nuestro blog, el calendario, qué sugerencias tienes…
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Esta semana he leído un artículo que me ha hecho reflexionar sobre lo injusto de las consecuencias del modo de vida en el llamado “primer mundo” sobre el resto de la población.
El artículo se basa en el testimonio de 5 campesinas peruanas sobre su dura vida diaria, agravada en los últimos tiempos por los efectos que sufren debido al cambio climático sobre el que no tienen noción ni son culpables del mismo.
Una de ellas relata cómo pierden sus cosechas, sus animales se mueren y las estaciones que marcaban su ritmo de vida, los ciclos agrícolas y del agua se han hecho impredecibles. Viven en permanente inseguridad al constatar que sus costumbres ancestrales ya no les sirven en un mundo que se les ha vuelto del revés.
Quisiera reflejar dos testimonios que, sinceramente, me han llegado al corazón:
“Este año las heladas quemaron todos mis cultivos, nuestros animalitos murieron y ya no pudo dormir de tanta preocupación pensando en el alimento para mi familia, porque soy viuda”
“En mi comunidad, las mujeres aún vestimos polleras (faldas étnicas), no sabemos de zapatos y usamos nuestras ojotas (calzado de caucho), cocinamos con fogón (leña) y dormimos sobre los cueros de animales que colocamos en el suelo”
Y yo me pregunto: ¿Por qué las personas que llevan una vida tan sencilla, tan respetuosa con su entorno, han de sufrir por nuestros desmanes e insensateces?
A pesar de todo y sin ser culpables en absoluto del endurecimiento que sufren en su modo de vida, en su infinito candor manifiestan:
“Sentimos que la Pachamama (madre tierra) está molesta porque estamos destruyendo la naturaleza, se ha roto el equilibrio y tenemos que corregir”
Campesinas de Cusco en Peru, cosechando papas o patatas (http://cocinandoideas.blogspot.com/2007/09/de-peru-para-el-mundo-la-patata-o-papa.html)
Tienen la sabiduría sencilla y racional que el resto del mundo ha perdido en una vorágine de consumismo y despilfarro egoísta, son conscientes de lo que le estamos haciendo al planeta, sin necesidad de reunirse en foros, conferencias o cumbres con nombres rimbombantes.
En una sola frase reflejan todo el problema ecológico mundial que sufrimos, sin suscribir los protocolos que redactamos en el “primer mundo” para luego pasárnoslos por el forro….
Cierto es que el cambio climático afecta a la población en general pero, son las poblaciones pobres de zonas rurales las más expuestas a los riesgos ocasionados por el cambio climático de la Tierra.
A pesar de todos los sinsabores que viven en su día a día, su capacidad de resistencia es enorme, no piden ni mendigan nada extraordinario:
“No queremos que nos regalen dinero, pedimos apoyo para poder seguir viviendo con nuestras propias habilidades y herramientas, que se reforeste nuestra zona para volver a los microclimas a los que estamos acostumbrados desde siglos, que se conserve la biodiversidad y se fomente la producción orgánica”
Huelga cualquier comentario.
Justine de la Bretonne
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…O lo que es lo mismo, ¡autosuficiencia y punto!
¿Quién no ha pensado alguna vez en hacerle un “corte de manga” al jefe y marcharse a vivir al campo?
Pero son tantos los miedos debidos al desconocimiento que nos vemos imposibilitados a hacer un cambio tan drástico en el modelo de vida. Muchas veces, es cierto, que terminamos por aborrecer y despotricar contra todo lo que huela a sociedad, y no es que nos hayamos vuelto punkis de repente. Simplemente nuestro subconsciente nos avisa de la insostenible y la ilógica de la forma de vida y exigencias actuales, donde nuestro tiempo no es nuestro, se nos exigen multitud de tareas que para nada suelen repercutir en nosotros, y para colmo hagamos lo que hagamos estamos siempre en constante dependencia de una maquinaria politico-social que ni el mejor de los relojes suizos.
Debemos confiar (y por ello estamos “vendidos”) en cada uno de los engranajes que mantienen el mecanismo social al que pertenecemos, siendo cada uno de nosotros especialistas perfectamente sustituibles pero inútiles fuera del engranaje… Eso sí, que quede claro, que sin nosotros tampoco funcionaría.
Y hay algo con lo que contamos: nuestra capacidad de aprendizaje, medicina como ninguna para la cura de inseguridades y miedos. Cuanto más simplifiquemos las cosas, menos nos costará llevarlas a cabo, y antes y mejor aprenderemos a resolver lo que necesitemos…
Necesitar… ese es otro término… como decirlo… ¡traicionero!, ¿qué necesitamos realmente?
Continuamente nos sobrealimentan las neuronas infinidad de anuncios, incitándonos a comprar, consumir y tener cosas que nos aportarán un placer instantáneo y poco duradero, que deberemos realimentar continuamente… me suena a drogadicción no declarada (en mi opinión).
El hombre (inluiré aquí también a la mujer, ustedes me perdonen) fue hombre incluso sin taparrabos, con una herramienta que suplía cualquier otra carencia o debilidad que tuviera la especie, el cerebro.
No me imagino a ningún Hombre de Cro-Magnon vistiendo un taparrabos con las iniciales D&G. Simplemente aprendían y cubrían sus necesidades básicas sin mayores preocupaciones que vivir y ser feliz, y eso fue algo que acompañó al hombre durante siglos…
En resumen, ¿qué necesitamos?, poca cosa, la verdad y mucho de lo que tenemos podemos resolverlo nosotros simplemente recuperando memoria y sirviéndonos de nuestra inquietud innata.
No se trata de la noche a la mañana mandar todo a freír espárragos y volvernos ermitaños y huraños, pero si de simplificar nuestras necesidades y recuperar antiguas costumbres que nos hagan más ricos por necesitar menos que los demás. Como siempre proclamó John Seymour, mucho de lo que compramos lo podemos fabricar nosotros mismos y mucho de lo que nos deshacemos podemos reaprovecharlo o reciclarlo mucho mejor de lo que creemos, Sembremos e intercambiemos nuestros alimentos, hagamos nuestras conservas, aprendamos a reparar todo aquello que se rompa, ya sea un coche o un calcetín, etc… ¿y el dinero?, no siempre es necesario, siempre podemos trocar y simplemente usar nuestro tiempo para ser más felices, por que como dijo Oscar Wilde: -“Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente existe, eso es todo.”-
Ahora que estamos en plena campaña electoral, llevo varios días reflexionando sobre lo parecidas que son todas ellas, independientemente del país, de la cultura o de la época del año.
Sin embargo, hay un aspecto que sí que me choca profundamente. Vamos a ello:
Se supone que estamos en la era de la sostenibilidad y la ecología. De hecho, muchas proclamas van en ese sentido… Pero una cosa es lo que digo y otra lo que hago.
¿Cómo se explica sino ese enorme despilfarro de combustible y energía para desplazarse, o el consumo masivo de merchandising?
¿Es necesario todo ello? – contamos con medios avanzadísimos y con un alcance tan masivo como son la televisión, la radio y los periódicos – ¿Es realmente tan eficaz llenar un estadio con partidarios propios y ya convencidos?, o simplemente ¿se busca un baño de masas para alimentar el propio ego?
Las caravanas de los candidatos son más extensas que las que hacían la ruta de la seda. ¿Para qué tanta gente? – Yo creo que con que vaya el candidato y un par de personas más, sería suficiente. Sumando los escoltas sólo serían necesarios un par de coches. De esta forma, no molestamos al ciudadano de a pie parando tráfico y cerrando calles, con los inconvenientes que ello genera.
Se me ocurre además, que, para dar ejemplo, podrían desplazarse en burro o en carro tirado por bueyes. ¡Resultaría tan bucólico y coherente todo! Y, desde luego darían el campanazo. ¡Eso sí que sería una campaña! – El problema es que, dependiendo del candidato, al ciudadano le costaría diferenciar quien es el candidato, quien es el buey o quién es el burro…..
Por otro lado, tenemos el tema de todo el material que se utiliza. Fijémonos solamente en los folletos y resto de material impreso que se produce – y ya sabemos todos lo ecológica que es la producción de papel – con el fin de bombardear al votante por correo y que llegue al día de la votación totalmente exhausto y hastiado de programas y promesas electorales (o sea, totalmente idiotizado).
Yo les voy a decir lo que pasa con esa cantidad ingente de papel que llega a nuestro hogares: el ciudadano, que al fin y al cabo sí que tiene conciencia ecológica, en vez de tirarlos al contenedor correspondiente, lo utiliza para hacer la lista de la compra, como taco de notas para anotar, para que los niños lo pintarrajeen, etc., etc.…
Propongo, por tanto, que las campañas se hagan solamente a través de los medios audiovisuales, con lo que contribuiríamos de forma eficaz al ahorro de:
– Materias primas: sólo se produce el material para las mesas electorales y se incluirían en la prensa escrita los “slogans” y mensajes electorales contratados.
– Energía: estableciendo una programación radiofónica y televisiva de campaña electoral, dando la opción al votante, en caso de no estar interesado, de apagar el aparato emisor. ¿Es o no es ahorro?
En este último caso existe un pequeño riesgo: que la gente confunda a los candidatos con personajes de realities shows o personajes de alguna telenovela. ¡Tampoco es tan grave! – Vamos, digo yo.
Justine de la Bretonne
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Seguro que muchos reaccionamos así al ver a alguno de estos importantísimos bichos, de la misma manera que ellos pueden pensar -¡Puagh, que asco, un humano!.
Pero lejos de esa relación tan “especial” hemos de decir que son un pilar fundamental en la salud de nuestro planeta. Por decirlo de alguna manera, las lombrices son unas de las encargadas más importantes de convertir deshechos en el mejor alimento para la flora del planeta.
Un suelo lleno de lombrices es un suelo sano, y tanto es así que si sembramos en una tierra donde no haya lombrices, será difícil cultivar nada de forma óptima y a veces imposible.
Nos encontraremos en la mayor parte de los casos con un suelo estéril o abocado a la esterilidad más absoluta. Evidentemente la tierra, por mucho que le cueste es capaz de recuperarse de casi cualquier “burrada” que el ser humano pueda haberle hecho (no siendo esa justificación para contaminar a nuestras anchas).
Las lombrices de tierra son pieza clave en esa labor, poco a poco, por si solas irán apareciendo y trabajando el suelo, perforándolo, oxigenándolo, alimentándolo y reparándolo sin la agresividad del arado, que “destripa” la tierra y deja a merced de todo tipo de animales, todos los insectos necesarios para alimentar el suelo.
Las lombrices conocen bien su labor, y me consta que se esmeran en su quehacer, devoran toda la materia respetando vegetal inerte y acomodan las semillas para que crezcan de la mejor manera (al contrario que muchas empresas empecinadas en lo contrario). De hecho, es un placer ver como dentro de un vermicompostador todo aquel resto vegetal que se eche se acaba por transformar en compost y como, entre el compost, brotan y crecen todas las semillas que hayan podido caer, dispuestas a ser trasladadas a la huerta.
Ni que decir tiene que todos los “potingues” químicos de cualquier clase que se viertan sobre el suelo (directa o indirectamente), pueden diezmar a las lombrices, en definitiva, arrojar piedras contra nuestro propio tejado.
Demostrados y comprobados quedan los beneficios de su trabajo, tanto el compost como el lixiviado, este último comparable para las plantas con la poción mágica de Panorámix.
Pero… ¿cómo podemos obtener todo ese beneficio?
Simplemente atrayéndolas de la misma manera que haría la naturaleza, podemos seguir la pautas que indica la permacultura o montar vuestro propio vermicompostador, total, hay quién tiene perro, hay quien tiene gato y hay quién tiene lombrices.
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Tenemos que comunicarte que nuestro Calendario ecológico ya no está disponible.
Por diferentes motivos hemos tenido que cancelar el proyecto por el momento.
Pero si organizas algún evento o piensas que alguna feria, charla, curso, taller… es interesante, no dudes en enviarnos la información para que podamos compartirla en nuestro blog y redes sociales.
Te pedimos perdón por las molestias que te hayamos podido causar.
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Hoy es un gran día en queremosverde.com pues lanzamos la versión beta de nuestro calendario ecológico.
Este calendario ecológico nace como una respuesta a todos los que queréis saber dónde se celebran mercados, ferias, cursos… o cuál es el día mundial de la capa de ozono, por ejemplo.
Así cada día podéis ver qué opciones de participar en eventos ecológicos tenéis cerca de casa, o si cerca de donde vais a pasar las vacaciones hay un mercado o feria ecológica.
Y para los productores, tiendas ecológicas, empresas, grupos de compra, grupos de consumo… tenéis a vuestra disposición el calendario para colgar las ferias en las que vais a participar, los talleres que vais a hacer, las reuniones que vais a celebrar… todo de forma gratuita y sin ningún tipo de compromiso ni contraprestación.
Como veis no es un únicamente un calendario más en donde ver qué hay, sino un punto de encuentro para quiénes organizáis los eventos y quiénes vais a ellos.
A pesar de que no veáis demasiados eventos, pues estamos comenzando, os animamos a que subáis vosotros mismos los eventos y en cuanto comprobemos la veracidad del mismo será aprobada.
También, al ser una versión beta, queremos pedir vuestra ayuda para que nos comuniquéis las sugerencias, dudas o comentarios que tengais en la siguiente dirección de email info@queremosverde.com.
Así, queda a vuestra disposición este calendario ecológico en el que estamos seguros de que va a ser vuestra agenda ecológica para estar informados acerca de todos lo que suceda en el mundo ecológico.
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Desde que el bípedo racional dejó de ser nómada y de vivir bajo las normas naturales y cíclicas de nuestro planeta, hemos sido el único ser vivo capaz de transformar el entorno en el que nos asentábamos de forma drástica e irreversible.
Esta transformación no solamente se debe a nuestro afán de adaptarlo todo a nuestra conveniencia, denominándola – no sin cierta sorna – Evolución.
El auténtico problema es la cantidad de residuos no degradables que somos capaces de generar. Hemos creado una espiral de desperdicios que nos acabará hundiendo en nuestros propios detritus, y arrastraremos en ella al resto de vida de la Tierra. ¡Qué negro panorama! ¿Es esto realmente Evolución?
En cuanto tenemos conocimiento de la existencia de un espacio virgen, somos incapaces de dejarlo tal cual lo encontramos. ¡Hay que explotarlo y sacarle el mayor provecho posible! Y, si no es así, pues directamente ¡Lo convertimos en nuestro basurero! Tenemos la inconsciencia de un niño pequeño con un rotulador: pared limpia que ve, pared que inmediatamente llena de pintadas. Con una diferencia: a la que crecemos, nos hacemos más cafres.
Toda esta reflexión me viene por una noticia sobre la cantidad de residuos que orbitan alrededor de la Tierra.
Está clarísimo que no nos hemos podido resistir: ¡Todo el espacio sideral para dejar mierda! ¡El basurero cósmico, señores!
Y si pensamos que solamente son restos de naves y cohetes lanzados al espacio, permítanme decirles que vivimos muy equivocados.
Resulta que también hay restos de objetos que llevan habitualmente los astronautas, tales como bolígrafos, herramientas y hasta lámparas.
Lo de los bolígrafos lo entiendo, porque no conozco un objeto con tanta facilidad para “perderse” al minuto de haberlo estrenado, pero lo de las lámparas ya me parece tremendo. No tardando mucho, se organizarán viajes para ir de compras a mercadillos orbitales.
Pero lo más peligroso de todo este tema, es que con tanto objeto, por muy pequeño que sea, viajando a esas velocidades, la probabilidad de choques es tremenda. ¡Manda narices! La Órbita terrestre va a acabar como la M30 cuando estaba en obras.
Por otro lado, aunque muchos objetos se desintegran al entrar en la atmosfera, algunos de ellos, por su tamaño, no se desintegran totalmente, cayendo parte de los mismos en nuestros campos y ciudades. ¡Imagínense las noticias en los telediarios! :
“El Gobierno estadounidense ha sido denunciado por un granjero de Marble Valley en Alabama, por la muerte de 2 vacas lecheras al caerles del cielo los restos de una sandwichera.
Jeremy B. Leroy, que así se llama el granjero reclama una indemnización de unos 10.000 US$, ya que se trataba de dos vacas muy, pero que muy lecheras”
Ahora en serio, ¿Tanto nos cuesta tener cuidado con lo que tiramos?
Justine de la Bretonne
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