Un verde por otro

Esta semana nos vamos a ir a uno de mis países favoritos: México., lindo y querido, como dice la canción.

Bien, vamos al tema:

Me ha llegado un artículo sobre el proyecto de devastar un cerro de la provincia de Guadalajara, en concreto Cerro Travesaño, perteneciente a la Alcaldía de Chapala.

Y ¿Con que propósito se querrá devastar un cerro con áreas de vida silvestre? Se preguntaran ustedes extrañados. Pues para que se extrañen aún más, ahí va la noticia:

 “SE DEVASTA UN CERRO EN CHAPALA PARA CONSTRUIR UN COMPLEJO DE CASINOS”

¡Con dos cojones!

Si me pongo irónica – porque ya se cansa una de cabrearse por estos temas – podría transmitirles muchas reflexiones al respecto, a ver si así, con la ironía, nos damos cuenta del despropósito:

En primer lugar, el impacto visual no sería tan grave: sustituimos el verde selva por el verde golfo de los tapetes de las mesas de apuestas.

Y podríamos seguir con el verde: pintamos todas las fachadas de este color, eso sí, en diferentes tonos. No olvidemos que en la variedad está el gusto.

Incluso las luces podrían ser de color verde

¡QUEREMOS VERDE! ¡SI SEÑOR!

Para que no pase como en Las Vegas, que crearon la ciudad en medio de un desierto, con lo que el gasto de trasvase de agua es tremendo, se ha pensado muy bien al crearlo en una zona húmeda.

Claro que el consumo de agua de unas instalaciones de este tipo podrían poner en peligro las reservas de agua de la zona. No hay problema ¡Nos quitamos la sed a tequilazo limpio!

Que no les parezca a ustedes tan extraño, las ventajas son muchas: nuestras estancias en las instalaciones transcurrirían en etílica placidez, potenciaríamos una industria autóctona y conservaríamos nuestros cuerpos en alcohol, inmunes a los deterioros.

¡No me digan que no es una idea genial!

Por otro lado, se potenciaría la economía de la zona a cotas jamás imaginadas por los campesinos locales.

Los agricultores pasarían a ser “croupiers”; los ganaderos se convertirían en chóferes, porteros o “seguratas” de los locales; y las lindas señoritas de la zona en camareras,  mesoneras como dicen allá, coristas o cigarreras.

Claro que se perdería la esencia mejicana – ¡tan linda! – y el honor de las señoritas pero, ¡Señores! ¡El progreso es el progreso!

Se acabó el trabajar de sol a sol para recolectar frutas y verduras.

Se acabó el trajín de acarrear ganado de un lado para otro, tragando polvo y con el pompis escocido de andar todo el día a caballo.

Se acabó el cocinar ricas tortillas de maíz y platillos picantes, o tejer, confeccionar o tallar artesanía autóctona.

La plena dedicación de la zona estará basada en “desplumar” a los turistas en las mesas de juego, atiborrarles de tequila y venderles “souvenirs” de auténtica artesanía local “made in China” y a precios comparables a los productos de las tiendas de la “Milla de Oro” madrileña.

Al fin y al cabo, para eso están los turistas.

Propongo a la Alcaldía que vaya estudiando, además, un programa de clases de capacitación para las diferentes modalidades que precisará la zona, a saber:

  •  Hacer combinados
  • Barajar con rapidez las barajas de cartas.
  • Agilización de servicio de barra.
  • Catalogación y segmentación de clientes por volumen de propinas.
  • Elevación de pierna sincronizada (queda muy feo que cada corista la levante por su cuenta).
  • Preparación de menú cuartelero con servicio de raciones ridículas en platos superlativos y a precios exorbitantes.
  • Detección de tahúres a simple vistazo.

Las riquezas que genere la actividad en los trabajadores locales les permitirá, por fin, de disfrutar de su lindo País, cuando se cansen de aguantar pelmas.

Para los mejicanos y viajeros de buen gusto quedarán sitios tan lindos como Puerto Vallarta, Acapulco, el Caribe Mejicano,….El resto, que se meta en los casinos.

Ahora en serio, con todo mi respeto, admiración y, desde lo más profundo de mi corazón:

Señores  ¡¡¡VIVA MEXICO!!!  pero el de verdad, el “chévere” y, por supuesto, sus amables gentes.

Justine de La Bretonne

Queremos Verde

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