Lo siento, pero no me puedo resistir a comentar la noticia de la semana: ya somos 7.000 millones de habitantes en nuestro planeta y se calcula que para 2050 seremos unos 9.000 millones.
Pues bien, cuando lleguemos a esa cifra, se necesitarán, según estudios recientes, tres planetas Tierra para alimentarnos a todos.
¿Por ser demasiados humanos para un solo planeta? – ¡¡No Señor!!
Simple y llanamente, porque seguimos especulando con los excedentes de primera necesidad como hace milenios. No olvidemos que las civilizaciones nacieron cuando el Hombre se asentó y empezó a producir alimentos para almacenar en previsión de periodos de escasez pero, sobre todo, para especular con los excedentes y ostentar poder sobre los semejantes.
Se buscaban nuevas técnicas de cultivo, nuevos métodos de riego, más esclavos para trabajar por un chusco de pan, unas aceitunas y un trago de agua,…
La cuestión era producir más y más y más… pero, como el Planeta se empeñaba en seguir su curso de estaciones y producir de forma racional, decidimos, como “reyes de la creación” que nos creíamos ser, que teníamos que modificar la producción a nuestro antojo. La excusa siempre de lo más filantrópica. “Cuanto más se recolecta a más personas se podrá alimentar” – ¡¡Y un cuerno!! – Lo digo porque básicamente seguimos igual… o peor: si antes la producción era racional, ahora el desmadre es profundo y desorbitado. ¡¡ Si hasta creamos productos alterados genéticamente para que aguanten cualquier plaga!! ¡¡¡¡Y NOS LOS COMEMOS!!!
Pero vamos a más – no nos vamos a quedar en el primer nivel de la pirámide de Maslow – cubiertas las necesidades fisiológicas con un superávit superlativo (no sé si es correcta la expresión, pero da una idea), producimos en masa todo lo que se nos ocurre y le damos una vida corta, para que se pueda producir más. Somos la generación de usar y tirar porque, señores, admitámoslo: somos unos malditos “consumers”, así en inglés que queda más “cool”. Y, como lo más “cool” es ser ecológico, pues consumimos a troche y moche, pero ¡eso sí! reciclando escrupulosamente nuestros desperdicios.
Es la tendencia global. Bueno, global del primer mundo, porque mientras en los países llamados civilizados somos “consumers” el resto de países está habitado por los pobres desgraciados que no han tenido la suerte de nacer “donde se debe” y les pasamos por las narices, a través de cualquier medio al que puedan acceder (revistas, televisión, etc…) las ventajas de nuestro modo de vida. Solamente un dato significativo: en el mundo hay 1.000 millones de personas con sobrepeso por alimentación y otros 1.000 millones de personas con desnutrición crónica. ¡¡Que racional es todo!!
Mientras nosotros tenemos robots para casi cualquier trabajo, ellos trabajan de sol a sol, en condiciones propias de los esclavos de la Mesopotamia de hace 5.000 años, para ganarse la comida del día-
Está claro que esto no es sostenible, lo miremos por donde lo miremos. Somos la peor lacra del planeta: hace milenios cultivábamos trigo, cebada,… ahora cultivamos coliflores con sabor a mango (pongo por caso); hasta hace pocos siglos nos movíamos, andando, a caballo o en carreta, ahora nos metemos en el coche hasta para ir a por el pan a la esquina y viajamos en artefactos que vuelan superando la barrera del sonido.
Todas estas desigualdades son caldo de cultivo para una Revolución en toda regla. La cuestión es que si hasta hace poco nos defendíamos cuerpo a cuerpo (garrotes, espadas, arcabuces,…) ahora somos capaces de apretar un botón y hacer desaparecer toda un área geográfica, sin necesidad de salir de nuestras fronteras.
Tal vez sea esto lo que necesita el Planeta: que a alguien se le vaya la mano y en una de estas, apriete un botón y nos vayamos todos al carajo. Una ventosidad planetaria que regenere por completo la vida en este rinconcito del Universo que empezó siendo azul y, si nadie lo remedia, acabará en un tono indefinido de cloaca.
Una solución drástica es, a veces, el mejor remedio……
A pesar de todo, sigo confiando en la racionalidad del ser humano – por muy escondida que esté – y sé que seremos capaces de remediar toda esta locura y sinrazón. Por el bien de todos nosotros.
Justine de le Bretonne
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Mi querida Justine,
Felicidades por este magnifico artículo que nos hace reflexionar y pensar en el futuro.
Ya estoy impaciente por leer tu próximo artículo.
Carola Laga