Ahora que estamos en plena campaña electoral, llevo varios días reflexionando sobre lo parecidas que son todas ellas, independientemente del país, de la cultura o de la época del año.
Sin embargo, hay un aspecto que sí que me choca profundamente. Vamos a ello:
Se supone que estamos en la era de la sostenibilidad y la ecología. De hecho, muchas proclamas van en ese sentido… Pero una cosa es lo que digo y otra lo que hago.
¿Cómo se explica sino ese enorme despilfarro de combustible y energía para desplazarse, o el consumo masivo de merchandising?
¿Es necesario todo ello? – contamos con medios avanzadísimos y con un alcance tan masivo como son la televisión, la radio y los periódicos – ¿Es realmente tan eficaz llenar un estadio con partidarios propios y ya convencidos?, o simplemente ¿se busca un baño de masas para alimentar el propio ego?
Las caravanas de los candidatos son más extensas que las que hacían la ruta de la seda. ¿Para qué tanta gente? – Yo creo que con que vaya el candidato y un par de personas más, sería suficiente. Sumando los escoltas sólo serían necesarios un par de coches. De esta forma, no molestamos al ciudadano de a pie parando tráfico y cerrando calles, con los inconvenientes que ello genera.
Se me ocurre además, que, para dar ejemplo, podrían desplazarse en burro o en carro tirado por bueyes. ¡Resultaría tan bucólico y coherente todo! Y, desde luego darían el campanazo. ¡Eso sí que sería una campaña! – El problema es que, dependiendo del candidato, al ciudadano le costaría diferenciar quien es el candidato, quien es el buey o quién es el burro…..
Por otro lado, tenemos el tema de todo el material que se utiliza. Fijémonos solamente en los folletos y resto de material impreso que se produce – y ya sabemos todos lo ecológica que es la producción de papel – con el fin de bombardear al votante por correo y que llegue al día de la votación totalmente exhausto y hastiado de programas y promesas electorales (o sea, totalmente idiotizado).
Yo les voy a decir lo que pasa con esa cantidad ingente de papel que llega a nuestro hogares: el ciudadano, que al fin y al cabo sí que tiene conciencia ecológica, en vez de tirarlos al contenedor correspondiente, lo utiliza para hacer la lista de la compra, como taco de notas para anotar, para que los niños lo pintarrajeen, etc., etc.…
Propongo, por tanto, que las campañas se hagan solamente a través de los medios audiovisuales, con lo que contribuiríamos de forma eficaz al ahorro de:
– Materias primas: sólo se produce el material para las mesas electorales y se incluirían en la prensa escrita los “slogans” y mensajes electorales contratados.
– Energía: estableciendo una programación radiofónica y televisiva de campaña electoral, dando la opción al votante, en caso de no estar interesado, de apagar el aparato emisor. ¿Es o no es ahorro?
En este último caso existe un pequeño riesgo: que la gente confunda a los candidatos con personajes de realities shows o personajes de alguna telenovela. ¡Tampoco es tan grave! – Vamos, digo yo.
Justine de la Bretonne
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excelente artículo!!!!
gracias Nofler (auqnue no tengo el gusto de conocerte); ¡Que dificil es hacer un artículo con este tema tan de actualidad y no caer en la proclama política!