En el libro VIII de mi queridísimo amigo Ovidio, al que recomiendo encarecidamente que lean ustedes, cuenta una leyenda de Erisicton, que ahora paso a detallarles:
“La diosa Deméter (diosa griega de los cereales, las cosechas y la agricultura) tenía un bosque sagrado en el que resaltaba una vetusta encina donde vivía la ninfa Hamadríade. Un día, el rico Erisicton, príncipe de Tesalia y biznieto de Argos, decidió cortar este maravilloso árbol, a pesar de las advertencias de la citada ninfa.
Uno de sus hombres intentó detenerle pero le cortó la cabeza con el hacha.
Tras muchos hachazos, Erisicton consigue que la encina caiga y que la ninfa muera.
Deméter, enfadada y dispuesta a que el príncipe pagará las consecuencias de sus actos, deseaba que Erisicton pasara un hambre atroz, pero no podía llevar a cabo su plan, ya que su trabajo era dar alimentos a los hombres. Por tanto, pidió el favor al Hambre, y esta horrenda diosa visitó a Erisicton mientras dormía y cumplió el deseo de Deméter.
En ese momento, Erisicton despertó de hambre y empezó a comer todo lo que podía.
Sin poder dejar de comer, Erisicton gastó toda su fortuna y vendió todos sus bienes, incluyendo a su hija Mnestra, que consiguió escapar y a pesar de ello intentó, en vano, ayudar a su padre que no paraba de comer, ya hasta las basuras que encontraba.
Finalmente, el hambre hizo a Erisicton devorar sus miembros y comerse a sí mismo».
Estimados amigos, les invito a releer este texto, pero cambiando el nombre del protagonista por el ser humano en general, y la palabra hambre por consumismo….
¿No les resulta inquietante?
¿Hasta qué punto somos tan ignorantes para despreciar las advertencias que se nos han ido transmitiendo a través de los siglos?
Como Erisicton, tenemos un hambre desmesurada para satisfacer nuestro afán de consumismo y de caprichos, despreciando absolutamente las advertencias que se nos hagan, y en la mayoría de los casos, sacrificamos además al mensajero. Mientras nosotros tengamos suficiente (que nunca lo tenemos), nos trae al pairo que, por ejemplo, se desforesten regiones enteras del planeta.
Las generaciones pretéritas eran conscientes de la importancia de los bosques para mantener la vida en nuestro planeta, de ahí que otorgasen carácter de sagrado a sus bosques.
Esto ya no es una leyenda de la mitología griega.
Es una triste, injusta, insolidaria, descorazonadora y maldita realidad.
Justine de la Bretonne
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Gran post. Este historia mitológica debería aprenderse en las escuelas. ¿Por qué nunca hemos oído hablar de ella? Opino que también lo que nos enseñan está manipulado.
Las historias, los cuentos, las leyendas... tienen una función didáctica, que muchas veces se ha perdido con el paso del tiempo. Hoy en día vivimos inmersos en el hambre del consumismo, y los medios de comunicación nos animan a seguir devorando, al igual que las empresas y los gobiernos. "Comed, comed", repiten a modo de letanía.
Pero todo se acaba, y está claro que por más tener uno no es más feliz. Muchos lo sabemos, pero el consumo sigue fluyendo...
Me ha gustado la entrada.