Queremos Verde

Un viernes más Justine de la Bretonne nos brinda un artículo, aunque siempre guerrera, hoy con un toque más sentimental. Aquéllos que tengáis mascota lo comprenderéis muchos mejor.

Esta semana quisiera transmitirles mis impresiones sobre un par de artículos que he leído. Los dos tienen que ver con animales. El primero me ha causado una profunda indignación. El segundo, me ha causado en un principio mucha ternura, pero finalmente ha primado en mi espíritu una tremenda sensación de vergüenza como ser racional por la enorme lección de lealtad y solidaridad que rezuma la historia.

Vamos a por el primer artículo titulado de esta manera:

“UNA FAMILIA ABATE A TIROS A UNA JIRAFA, SÓLO POR DIVERSIÓN”

La foto que acompaña al titular es todo un ejemplo de soberbia y desfachatez. Aparece  en ella una jirafa muerta, a la que le han enroscado el cuello (supongo que para que no se descuadre la foto), y alrededor de ella toda una familia posando satisfecha.

Como detalle curioso, a la niña de la familia, rubita y blanquita, la han colocado en el bucle formado por el cuerpo y el cuello de la jirafa.

Se puede apreciar que el terreno, que en el resto de la imagen es color siena, se ha teñido de rojo delante del cuerpo del animal muerto.

Los cazadores abaten preferentemente los machos de esta especia, con lo cual, se ha conseguido extinguirlos en Angola, Mali y Nigeria.

En Sudáfrica, Namibia y Zimbawe sigue siendo legar cazarlos,  supongo que hasta que se consiga extinguirlos del todo. ¡Para seguir poniéndonos medallas!

Y ahora me pregunto yo:

¿Con que derecho decidimos sobre la muerte o vida de otro ser vivo, con la única intención de divertirnos?

¿Qué tipo de valores les inculcamos a nuestros hijos, si les enseñamos que podemos matar a quien deseemos, sólo por diversión?

¿Cómo reaccionaríamos si hiciesen lo mismo con nosotros?

¿Es o no es para indignarse?

Vamos ahora con el segundo artículo titulado:

“UN PERRO GUÍA SE ENCARGA DE CUIDAR A OTRO PERRO INVIDENTE”

Los protagonistas de la historia son Maddison (el perro guía) y Lily (la perra invidente).

La historia empezó cuando Lily sufrió un accidente siendo un cachorro de un año, a consecuencia del cual tuvieron que extraerle los ojos.

Maddison, con dos años, la tomó bajo su cuidado y, desde entonces son inseparables.

Las imágenes que ilustran el artículo son realmente emotivas.

En la primera, se ve como Lily recuesta sobre su cabeza sobre el lomo de Maddison que, firme y tranquilo, la va guiando.

En la segunda imagen se ve como Maddison y Lily pasean sujetos por la misma correa. La expresión de Maddison es paciente y la de Lily es de absoluta confianza a pesar de su invidencia.

Por último, en la tercera imagen se ve a los dos perros correteando felices y despreocupados.

La pena es que su actual dueño no puede seguir haciéndose cargo de ellos y están en adopción.

Espero sinceramente que encuentren un ser humano comprensivo y atento que les permita seguir compartiendo sus vidas.

Maddison no solamente es un leal y paciente héroe. Para mí – y espero que lo compartan – es una auténtico ángel para Lily.

Y ahora, las preguntas:

¿Cómo es posible que un perro tenga más “humanidad” con sus semejantes que muchos seres humanos?

¿No es una auténtica lección de lealtad y ternura la que nos han estos dos canes?

Para terminar, quisiera pedirles a todos un favor:

Cuando quieran insultar a alguien, piénsenlo dos veces antes de llamarle perro.

Justine de La Bretonne

 Foto: thesun.co.uk