Me viene a la cabeza una forma muy sencilla de analizar lo que comemos, pongamos por caso unas magdalenas que podemos encontrar en cualquier supermercado. Decimos que mejor comerlas poquito por que engordan y no son sanas, pero ¿simplemente es eso?
Las magdalenas están hechas con huevos, azúcar, leche, aceite, harina, levadura, sal y ralladura de limón o naranja…
Ahora bien, analicemos un poco lo que vamos a encontrar en estas magdalenas que están dentro de lo que llamamos bollería industrial, que muchas veces llevan el nombre en el paquete de «magdalenas caseras«:
Las gallinas, salvo contadas excepciones son (hablando mal y pronto) puteadas hasta límites inconcebibles. tratadas desde que nacen como poco más que una mierda, como una fábrica de huevos al servicio del ser humano, y cuando no pueden más, se las jubila con un certero tajo, ni pensión ni viaje a Benidorm cada verano.
Lo que viene siendo veneno en bote. Siempre se escucha que a los perros no se les de azúcar que se quedan ciegos, ¿y en los humanos?, ¿la diabetes no nos deja ciegos también?.
El azúcar refinado, cuyo cultivo y proceso es contaminante hasta lo último. Se ha demostrado que resulta más adictivo que la heroína, y la acidosis que produce en el cuerpo es fruto de infinidad de problemas, entre ellos el cáncer, como demostró Otto Heinrich Warburg.
Sólo diremos que para que un animal produzca leche, hay que preñarlo y matar a la cría para quedarnos con su leche. Sin mentar el hecho de que la leche produce más problemas de salud que beneficios.
Refinado en caliente en muchos casos, y por lo tanto desnaturalizado y perjudicial, sólo el aceite de primera prensada en frío es el apropiado, preferiblemente de oliva.
Si no es refinada y transgénica, ya nos podemos dar con un canto en los dientes. ¿Conocemos la procedencia y el tipo de cultivo del que proviene? Complicado que eso aparezca claramente definido en la etiqueta de una harina que no sea ecológica, ahí lo dejamos…
Los polvos de Royal no son levadura, son impulsador, unos polvos mágicos que hacen que la masa se hinche, pero no que fermente. Y si la harina no fermenta, en especial la de trigo, al cuerpo le cuesta muchísimo trabajo digerirla. Son preferibles las fermentaciones largas con masa madre.
Sin refinar, por supuesto, marina y con todas sus propiedades.
Rara es la fruta que no viene parafinada en su piel. Sin contar con que la agricultura que se haya llevado a cabo probablemente sea poco o nada ecológica, llena de químicos y desperdiciando ingentes cantidades de producto simplemente por que no son suficientemente bonitas.
Y ahora ¿qué os parecen magdalenas?. Creemos firmemente que debemos conocer con fiabilidad de donde vienen nuestros alimentos para que cumplan su función y para que no sea un problema para el medioambiente.
Pero esto no significa renunciar a las magdalenas. Que ya se hacían antes de que toda la industria alimenticia se viera invadida por la química y la industrialización, allá por el siglo XVIII.
¿Cómo podemos seguir disfrutando de las magdalenas entonces?
Es fácil, optando por las magdalenas ecológicas, bien adquiriéndolas siendo consecuentes con un consumo responsable o bien adquiriendo ingredientes ecológicos y haciendo las magdalenas en casa.
A propósito de esto último, os traemos una vídeo en el que el director de cine Carlos Ocho comparte y nos enseña a preparar su receta de magdalenas caseras ecológicas.
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