La permacultura interior
Hace muy buen día, y la naturaleza, como cada día, nos sonríe llena de color y alegría. Y mira que nos empeñamos en maltratarla…
Creemos que ya va siendo hora de devolverle esa alegría y esa vida, pero…
¿cómo podemos hacerlo?
Hay varios caminos, o más bien uno con varias opciones que nos conduce al mismo punto. Según la distancia con la que lo miremos. Por decirlo de alguna forma, todos los caminos conducen a Roma, y quien dice Roma, dice la salud del planeta.
Y si nos salimos de ese camino, como parece que estamos haciendo ahora, podemos precipitarnos por un barranco.
El camino es el respeto.
Empezando por respetarnos a nosotros mismos.
Que somos parte del planeta y por ello hemos de comprender que todo lo que hagamos y como actuemos, de una u otra forma va a terminar influyéndonos en mayor o menor grado.
Esto quiere decir que todo funciona de manera holística, todo forma parte de un todo mayor, todo queda en el planeta y por lo tanto, todo afecta a todo… Esto es de alguna manera también permacultura.
Permacultura no es sólo cultivar la tierra siendo respetuosos. No.
Permacultura es también cultivar en cada persona nuestros conocimientos, nuestra cultura, nuestro bienhacer.
Permacultura es hacer que todo funcione como debe, trabajando desde dentro de nosotros mismos y que ese sea el abono que alimente todo, que nos sintamos partícipes, parte de un todo que no puede funcionar sin nosotros ni nosotros sin él.
Feliz día a todos y permaculturizaros el corazón.