Un rayo de sol, uoh oh oh
Sabemos que tomar el sol, costumbre veraniega sin parangón, puede resultar muy malo si se hace sin la protección adecuada, y más aún si se trata de niños o pieles muy claras, pero si usamos protección ¿estamos realmente protegidos?, la respuesta del común de los mortales sería un «si» contundente, pero… aunque efectivamente esas cremas nos proporcionarán protección solar, como así indican, también nos traen consigo las maldades de los parabenes, ftalatos y demás sustancias sintéticas, muchas de ellas declaradamente cancerígenas y que untamos concienzudamente por nuestra piel, la cual lo absorbe, asimila y acumula.
Lo cierto es que este no es el único problema que plantean este tipo de productos veraniegos, no bastando con contaminar nuestro cuerpo, lo hace también con el medio ambiente, ya que somos miles, o millones de personas, más bien, quienes embadurnados de crema nos metemos en el mar, facilitando la disolución de parte de la crema en el agua con sus pertinentes consecuencias nocivas. En definitiva, para proteger una cosa estropeamos unas cuantas más.
Si bien es cierto que la cosa no es del agrado de nuestra madre Gea, el asunto como todo o casi todo) en esta vida tiene solución. Existen, por supuesto protectores solares sin todos esos «potingues enfermizantes», sólo debemos buscar un poquitín y por supuesto expresar nuestra negativa de compra a productos con todas esas… por que no decirlo… con todas esas mierdas, exijamos productos ecológicos y medioambientalmente sostenibles, biodegradables y éticos, de manera que todos los fabricantes antepongan una fabricación coherente y razonables a su ansia de más por menos.
Por poner un ejemplo, greenpeace, malva (a quienes podeis encontrar en nuestra red social) o cositas buenas entre otros, tienen productos que se ajustan a nuestros cánones ecologistas, pero lejos de estas marcas, os animamos a que busqueis el fabricante ético que más os guste y le compreis, para que todos estemos más sanos, nosotros y nuestro planeta.