Yo cocino, tu cocinas, nosotros cocinamos ¡todos a cocinar!
Nos gusta complicarnos la vida al cocinar
Creemos que en la cocina actuamos de una forma poco natural y últimamente nos estamos olvidando de cocinar de forma sencilla.
Nos animanos a pensar que mucha culpa la tienen los grandes chefs espectáculo.
En seguida nos animamos a hacer un suflé de ostras a la espuma de mandarina sobre una cama de brotes de primavera y reducción de vinagre balsámico de albahaca.
Pero muy pocos se animan a enlatar tomates, hacer pasta fresca o hacerla para secar, preparar el pan en casa o incluso hacer una conserva de anchoas por que aquella nos parece física cuántica.
Creemos que la industria nos ha pintado ciertas actividades en la cocina como una complicación innecesaria, como un «no te líes que ya lo hago yo por ti», pero eso nos resta la capacidad de disfrutar de cómo se hacen las cosas.
Y lo que creemos más importante, a entender de dónde vienen.
Ya se va viendo en tiendas infinidad de kits para hacer cosas de chef superlativo enfocadas al público de «no se freír un huevo», eso si con dudosa calidad alimenticia pero a precio no siempre de saldo.
Nos vienen a la cabeza las celebérrimas «Cupcakes», que no siendo más que magdalenas de toda la vida pero con sombrero.
Son lo más de lo más y existen todo tipo de kits para hacerlas, pero ¿quién ha preguntado a su abuela la receta las magdalenas?
Probablemente sea por que un dulce con nombre de virgen no es tan chic como uno con aspecto de la belle epoque.
La felicidad de cocinar para otros
Creemos firmemente que hay que empezar por lo básico.
Por cocinar para la familia y amigos.
Entender por ejemplo como hacer pasta nos puede animar a hacer cosas mucho mejores que en las tiendas y veremos que no es algo tan descabellado ni tan complicado.
Incluso puede que descubramos que no es necesaria ni la máquina de pasta para un montón preparaciones, y hacer pasta de colores y sabores veréis que es cosa de niños.
Esa pasta se puede hacer con tomates enlatados por uno mismo e incluso acompañarlos por una refrescante cerveza «made in home«. ¡Sin prejuicios y con un culo inquieto se vive mejor!
Juntaos y cocinad, fabricad pasta, pan cerveza, conservas, lo que se os ocurra, pero ¡hacedlo en compañía!