Cucarachas vengadoras
Esta semana quisiera transmitiros las reflexiones a las que me ha llevado un artículo con el siguiente título:
“Pon el nombre de tu ex a una cucaracha y ayudarás a cuidar el planeta”
Se han puesto nombre de personas a flores, preparaciones culinarias, embarcaciones, parques, etc., pero ponérselo a este orden de insectos me sorprendió.
Resulta que al zoológico del Bronx no se le ha ocurrido mejor sistema, para poder sacar dinero destinado a la conservación de la naturaleza, que ofrecer a los amantes despechados poner el nombre de su ex a una cucaracha.
La idea ha calado y, por lo visto, el día de San Valentín la afluencia es asaz importante.
La cosa está muy organizadita:
- Usted se acerca al zoo.
- Solicita ponerle el nombre de su elección a una cucaracha (o a las que usted quiera, dependiendo de su “historial” de desamor).
- Abona en efectivo o con tarjeta.
- Y se le entrega un certificado que garantiza que por el zoológico del Bronx corretea una cucaracha africana condenada a llevar el nombre de esa mala mujer, pécora del demonio que a usted le rompió, sin compasión, el corazón.
Por unos 10 US$ la cucaracha bautizada, tiene usted la venganza lista.
#azoteaverdesí Y si de verdad empezamos a aprovechar las azoteas http://t.co/QP4iHb9hnD pic.twitter.com/DqtevR9SiW
— queremosverde.com (@queremosverde) abril 8, 2015
Nadie le ha preguntado a las cucarachas su opinión y espero que, por su bien, ni siquiera sean conscientes de que son “bautizadas”
Asimismo, dudo que el afán principal de los bípedos que acudieron a bautizar cucarachas haya el sido de ayudar a la conservación del medio ambiente.
Dejando a un lado lo ¿jocoso? de la noticia…
Me vienen varias reflexiones:
- No cabe duda de que los responsables del zoo conocen bien la condición humana y lo calmante que resulta la venganza.
- Del amor al odio no hay más que un paso.
- ¿Por qué asociamos lo ruin y asqueroso con el mundo de los insectos?
- ¿El fin justifica los medios?
Lo que no cuentan en el artículo es como se le hace llegar al objeto de nuestra venganza notificación de semejante regalo.
A mí se me ocurren otras venganzas, bastantes más sibilinas y sofisticadas pero…
Eso será en otro artículo.
Justine de La Bretonne
Fuente imagen cabecera: http://www.ecologiaverde.com