Con las manos en Harina

La semana pasada fue bastante intensa e interesante, estuvimos en Gerona, hermosísima provincia verde y llena de vida, de camino pasamos por Barcelona, donde visitamos a nuestras amigas de 2D2Dspuma y quienes nos enseñaron a fabricar cerveza de forma casera y como no nos dieron a probar algunas cervezas artesanas y ecológicas riquísimas, pero de eso hablaremos otro día. Durante nuestra visita a 2D2Dspuma conocimos personalmente a un compañero del foro del pan, aficionado como nosotros a la elaboración casera de pan con masa madre, este, nos indicó que en Gerona en la Garrotxa existía un molinero que está trabajando para recuperar variedades antiguas de trigo y que las muele con piedra, de manera que del grano se conserva todo y que además contaba con un pequeño jardín botánico de trigos.

Con esas nos fuimos a visitarlo. El molino en cuestión se encontraba en una vieja casona en el monte, en Sales de Lierca, parte del camino tuvimos que hacerlo por un camino de tierra hasta el molino y la zona podemos decir que era privilegiada, a excepción de la huerta y la escondida casona, pocas señales más apuntaban a que nadie habitara aquello o que pasase habitualmente por allí.

Cuando vimos al molinero y le explicamos nuestro interés por la recuperación del pan bien hecho, de las variedades de trigo antiguas y nuestra inquietud ecologista, hicimos buenas migas (nunca mejor digo), entablamos una interasante conversación sobre la perdida de la cultura panadera y la creciente recuperación que está teniendo gracias a obradores artesanos, aficionados caseros, y el creciente interés ecologista, ni que decir que los agricultores ecologicos juegan un papel clave en este asunto.

Hablamos de la importancia de la masa madre, elemento imprescindible para que el pan sea realmente pan y sea digerible, es decir, las largas fermentaciones con madre natural predigiren el cereal volviéndolo infinitamente más saludable.

Compramos harina de espelta y una mezcla de diferentes variedades antiguas de trigo muy aromático que espero podamos hornear en breve, después, a la salida del molino, nos dió las indicaciones necesarias para visitar el pequeño jardín de trigos, donde pudimos conocer unas 150 variedades a cada cual más bonita y diferente.

Tras la visita, nos marchamos hacia un camping ecológico, pero lo que si que nos quedan son ganas de volver y de conocer a más gente como nuestro aguerrido molinero al que queremos agradecer su atención y su amabilidad, ¡Muchísimas gracias, Victor!

Queremos Verde

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