Mi propio lago
Un paisaje es siempre más agradable con agua, un lago, un río, el mar… y cuando se trata de conseguir una tierra húmeda y fértil apropiada para el crecimiento de plantas, contar con una fuente de agua dulce es siempre muy favorable.
Hoy veremos que un lago, si no contamos con un lago, siempre podemos hacer uno imitando los patrones naturales de manera que obtendremos agua, y aumentaremos el nivel freático del suelo volviendo este más fértil y rico.
Lo primero es estudiar el terreno, localizando escorrentías naturales del terreno, viendo donde confluyen esos puntos, que serán los que nos sirvan para recoger y aprovechar toda la caida del agua de lluvia.
Porteriormente Diseñaremos el lago, que será sinuoso y con diferentes niveles de profundidad, siendo este alargado en la dirección principal en la que sople el viento, así propiciaremos que ese viento mueva el agua, oxigenándola.
Una vez hecha la excavación, deberemos apelmazar la capa de arcilla del suelo para conseguir que el agua que se filtre a la tierra lo haga muy poco a poco, de forma casi inapreciable, en caso de no contar un una capa de arcilla en profundidad, podemos dejar hojas y restos vegetales en descomposición en el agua, para que al descomponerse cree limo natural y forme el fondo subacuático rico en alimento e impermeabilizándolo.
Es también conveniente hacer el lado donde incide directamente el sol menos profundo y cubrirlo de piedras y rocas hasta la superficie, esto hará que el sol caliente esa zona de agua más rápidamente que el resto propiciando así las corrientes de agua, cálidas y frías.
Ni que decir queda que ahora debemos llenar nuestro lago de plantas, subacuáticas, flotantes y de orilla, para que formen el ecosistema, al poco podrán añadirse peces y las ranas se unirán solas a la fiesta.
Aquí os dejamos un enlace donde se ve el proceso de excavación y formad