El rojo de los tomates
Estimados amigos, esta semana vuelvo a los tiempos en que los dinosaurios habitaban nuestro planeta, porque esta era es, sin duda, un auténtico filón de curiosidades.
¿Qué tendrán que ver los tomates con los dinosaurios? Se preguntarán ustedes.
Realmente no tienen nada en común, salvo el haber sufrido el famoso impacto del meteorito que acabó con los grandes reyes del Jurásico.
Según una reciente investigación (realmente no estoy segura si el filón es la era jurásica o el aburrimiento mortal de los científicos); como iba diciendo: según una reciente investigación, se ha detectado que estos dos seres vivos tan opuestos fueron afectados por la lluvia de meteoritos que se desencadenó hace 60 millones de años.
Los dinosaurios se extinguieron y los tomates, tan cucos ellos, se readaptaron para soportar las estresantes condiciones creadas.
No solamente crecieron, ya que las antiguas plantas eran mucho más pequeñas que las actuales, sino que adquirieron un encendido rojo carmesí que los hace tan apetitosos.
Cabe preguntarse el motivo, porque los científicos tampoco dan más explicaciones.
A mí se me han ocurrido varias que a continuación expongo:
Podría ser que los tomates sufrieran un sofoco genético que les ha durado hasta hoy.
Cabe la posibilidad que, ante el crecimiento anormal de su tamaño, les haya pasado como a los adolescentes pedorros, que se sonrojan por nada.
Otra opción sería que, al verse supervivientes y triunfantes, frente a los enormes dinosaurios, se hayan puestos más huecos que una gallina clueca y adquiriesen la tonalidad roja para darse más importancia.
También puede ocurrir que a alguien se le ocurriese pensar que con un tono más encendido serían un producto más atrayente y decidiese abonarlos a lo bestia. Como en aquella época no existían fertilizantes ni pesticidas, pues la mejor solución: ¡Producimos una lluvia ácida y listo! (en aquella época todo se hacía a lo grande.
En fin, Amigos, el artículo me pareció curioso y simplemente quise compartirlo.
Justine de La Bretonne