Si las plantas son libres… ¿por qué las encerramos?

Creo que resultan muy evidentes las diferencias entre los jardines palaciegos japoneses y europeos.
Unos son diseñados según patrones más naturales y otros son artificiosos caprichos donde la flora y el agua no son más que adornos que continuamente deben ser controlados para que no se salgan de la matriz estipulada.
De esto hemos hablado e otras ocasiones, de como el ser humano desea a toda costa transformar la naturaleza para adaptarla a su propia y egoista comodidad.
El problema se acrecenta cuando ya hemos asimilado totalmente esa acción humana y perdemos el conocimiento real de cómo son las cosas, me explico, cuando vamos a comprar a un vivero, se nos presentan las plantas floreadas, preciosas, en su plenitud y muy bonitas para adornar cualquier rincón de la casa, pero las plantas crecen, cambian, mueren…
Hace tiempo leímos, respecto a los bonsais, y creo que explica muy bien lo que queremos decir, que los bonsais son plantas y deben estar al aire libre.
Asimilamos nuestros propios errores como algo natural, de la misma manera que cuando vemos en una revista un bonsai o cualquier otra planta en un ambiente que no le es propio, asimilamos que sí lo es, las ya conocidas mesas-huerta repletas de plantas aromáticas para la cocina hacen una buena función al lado de los fogones, pero como plantas que son deben quedarse a la intemperie y estar en la cocina sólo durante su uso.
Otro caso diferente son ciertas plantas de interior, mucho más duras, pero que igualmente sufren, ya que no son plantas de interior, si no más bien de «resguardo» de otras plantas y que por las características del clima que le son propios se adaptan mejor que otras variedades a vivir «en cautividad».
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