Soberanía alimentaria (nuestra)

A tod@s nos enseñaron en el colegio que el agricultor siembra sus semillas, recoge el fruto, guarda nuevamente la semilla de ese fruto para el año siguiente y va al pueblo o ciudad más cercano con su camioneta a vender sus productos y así una y otra vez… lo que no nos contaron fue que sus productos en muchos casos no son ellos quienes los distribuyen ni quienes marcan los precios, ni que se venden más baratos en el extranjero y mucho menos que tuviesen que lidiar con los OMG´s y las empresas que los gestionan impidiendo así que puedan guardar sus propias semillas para la siguiente siembra… Pues bien, la Soberanía Alimentaria lucha por el modelo que nos enseñaron en el colegio y contra la insostenibilidad de la agricultura y comercio actuales.

La Soberanía Alimentaria se formó por Vía Campesina con motivo de la cumbre mundial de la alimentación de 1996.

Con la Soberanía Alimentaria se busca un modelo de desarrollo sostenible y seguridad alimentaria, no priorizando la exportación sin no el mercado propio luchando a su vez contra el dumping y por supuesto rechazando los OMG’s y los derechos de propiedad sobre organismos vivos, gestionados estos de forma totalitaria por grandes corporaciones.

El campesino tiene el derecho de cultivar y guardar sus propias semillas para asegurar así la cosecha, y el consumidor debe decidir y conocer quien y de que manera produce los alimentos que consume.

La dificultad primera hoy en día parte de la imposibilidad casí absoluta de acceder a sus propios mercados dada la imposición de precios tan reducidos y a la exportación de productos al extranjero a precios inferiores al coste de producción. Este mercado está controlado por gigantescas empresas transnacionales y agroindustriales en lugar de por las asociaciones de consumidores y productores.

La solución pasa por apoyar cada uno de los paises primero a su propio mercado. No eliminar la exportación, pero si llevarla a cabo de una forma racional y lógica, no prioritaria.

Que los productores tengan derecho y libertad para obtener, guardar y sembrar sus propias semillas.

Que sea un sistema sostenible, ético y soberano.

En fin, como decíamos al principio, un sistema como el que nos enseñaron en el colegio.

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