¿Estaba envenenada la manzana de Blancanieves?
¿Quién no ha escuchado alguna vez la expresión, «¡Comes con la vista!»?, y desde luego que está más que justificado su uso, hoy por hoy comemos lo que nos entra por la vista, ignorando en la mayoría de los casos el resto de los sentidos y lo que es mucho peor aún, ignorando la salud de nuestro propio cuerpo.
La industria alimentaria ha sufrido el mismo cambio que el resto de industrias con la modernización, se titaniza el sistema de «creación» de productos alimentarios, produciendo mucho a muy bajo precio (no siempre es así), a costa de todo lo demás, sabor, salud, medioambiente… Estos productos, hinchados de química, crecen sin plagas (tampoco es siempre así), pero también sin salud y sin vida, destinados a desfilar por la pasarela de los mercados pendientes de que nos enamoremos de su belleza, pero como en la películas, es todo maquillaje, y debajo de esa piel, encerada, no hay más que carne «enferma».
Todos hemos comprobado como , tomates, peras, berenjenas, lechugas, etc, se estropean a una velocidad pasmosa, frente a vegetales ecológicos que bien sabemos «envejecen mucho mejor», pero ¿a que se debe?, las frutas, sobre todo, por aquello de la globalización, que tanto sale hoy en los medios, sufre muchisimos traslados en los que se invierte tiempo, de manera que la fruta se recoge muy pronto, a veces demasiado pronto, y después en la cámaras «de espera» se las gasea con la finalidad de madurarla, pero lo que estamos haciendo es madurar de forma no natural, si que el fruto pueda seguir absorbiendo nutrientes de la planta mientras madura, y aquí podemos recordar la recurrida frase sobre el tomate «Me sabe mejor un tomate madurado en la mata y recien cogido que los del supermercado», tod@ la hemos dicho u oido alguna vez.
Igualmente me viene a la cabeza un famoso libro, del que hizo una famosa película un famoso director de cine, el jardín secreto, donde uno de los personajes es un enfermísimo niño, que está recluido en una habitación cerrada, viciada y vive rodeado de medicos y medicamentos, pero que finalmente lo que le cura es pasear por el huerto a la luz del sol… Con esto queda claro el paralelismo entre los productos de las grandes industrias, abotargados y los productos naturales y ecológicos.
En fin, ya sabemos que blancanieves mordió una manzana que intencionadamente fue recogida demasiado pronto y hundida en fungicidas y por el brillo que tenía, probablemente también encerada. La diferencia entre ella y nosotros es que blancanieves desconocía que esa manzana estaba envenenada.