CEIBA – ÁRBOL SAGRADO MAYA
Queridos amigos,
Después del paréntesis vacacional, aquí estoy, un viernes más para seguir con la serie de árboles sagrados; en este caso, la ceiba, el árbol sagrado de los mayas.
El pueblo maya se extendía en la zona que hoy ocupan el sur de México, Belice, Guatemala, Honduras, El Salvador y parte de Nicaragua. Para sus descendientes, la ceiba es símbolo de sabiduría y resistencia.
Desde tiempos precolombinos, la ceiba ha simbolizado vida, grandeza, bondad, belleza, fuerza y unión. Bajo su follaje se celebraban ritos sagrados.
Este árbol sagrado puede alcanzar una altura de 30 a 70 metros. Su robusto tronco puede llegar a medir 3 metros de diámetro, con contrafuertes cerca del suelo, para ayudar a sujetar todo su volumen.
Sus ramas mayores nacen del tronco, casi horizontales, y están recubiertas de grandes espinas. Las hojas son largas, unos 20 centímetros, con hermosas flores blancas en racimo.
Pero lo que ha motivado su consideración de árbol sagrado por los pueblos de Mesoamérica es el aprovechamiento que se obtiene de él.
La ceiba da frutos desde los 5 a los 60 años de vida. Estos frutos van en cápsulas que contienen semillas cubiertas de una pilosidad sedosa y blanquecina llamada Kapok.
Kapok se llama también a las fibras que se obtienen de las vainas que contienen las semillas. La fibra de Kapok, llamada también guata, que es ligera pero fuerte, inflamable y resistente al agua, se utiliza como relleno de almohadas ecológicas, tapicerías, muñecos y como aislamiento.
De las semillas, comestibles, se obtiene un aceite de olor agradable. Este aceite se puede emplear en cocina, como combustible de lámparas y como lubricante-antioxidante. Localmente, el aceite de ceiba se utiliza para hacer jabón y como fertilizante.
La savia de éste árbol ha sido utilizada, desde tiempos prehispánicos, en la medicina popular como remedio contra la conjuntivitis.
La decocción de la corteza tiene propiedades diuréticas.
Con todas estas propiedades, la ceiba sigue siendo el árbol más apreciado de esta región del Nuevo Mundo. Es el símbolo nacional de Guatemala y el árbol nacional de Puerto Rico.
Según la mitología de los pueblos precolombinos, de este árbol proviene su linaje, y la abundancia de sus recursos obedece a la protección con que los dioses propiciaban al pueblo maya.
La ceiba representa el árbol que sostiene el universo, abre sus ramas mayores hacia los cuatro puntos cardinales, uniéndose al dios Kukulkán que rige los vientos y las lluvias.
Sus raíces dividen el mundo inferior donde moran espíritus, los antepasados y otros seres sobrenaturales.
Para los mayas, el espacio celeste se derrumbó y volvió a ser levantado por los Bacabes, dioses encargados de sostener el cielo. En cada esquina, identificadas con su propio color (rojo para el Este, blanco para el Norte, negro para el Oeste y amarillo para el Sur) colocaron a sus árboles sagrados. En el centro, simbolizado con el color verde y como eje principal del cosmos: la ceiba.
El paraíso maya es un lugar donde crece una gigantesca ceiba. Bajo sus ramas los hombres descansan de las vicisitudes de la tierra y disponen de exquisitas comidas y bebidas que jamás se agotan.
Para terminar este artículo, me permito transmitiros mis reflexiones:
Independientemente de la consideración sagrada hacía los árboles, lo cierto es que debemos de aprender algo fundamental de las culturas pretéritas de nuestro mundo: el respeto hacia cualquier ser vivo de nuestro planeta, máxime cuando se trata de un ejemplo de la inmensa y desinteresada generosidad de la naturaleza.
Justine de la Bretonne