Entre nenúfares

Poquito a poco va a ir entrando el verano, y cada vez hace más calorcito, un calorcito que invita a darse un chapuzón. Nos podemos poner a remojo cual garbanzo (ecológico, eso sí) de muy diversas formas, desde una duchita fresca, un manguerazo, el mar, un lago o una piscina… pero existen también alternativas «ecológicas y multifuncionales» y por qué no decirlo… ¡mucho más románticas!

Hablamos de piscinas ecológicas, o ¿quién no ha soñado alguna vez con darse un chapuzón en el lago de Giverny, que tan maravillosamente bien plasmó Monet en muchos de sus cuadros…?

Pues bien, un piscina ecológica, puede funcionar perfectamente siguiendo las pautas permaculturales, siendo así un ecosistema similar a un lago, contando con filtros naturales, plantas que depuran el agua, de arena, peces…

Giverny

Podemos hacer una división entre la zona de depurado y la zona de baño, e incluso disimular dicha división con plantas que se extiendan a lo largo de la piscina y que de el aspecto de un lago natural.

Como ventajas contamos con la de no tener que cambiar el agua, simplemente reponer la que se evapore en épocas de más calor, en época de lluvias lo hará sola, prescindiremos de químicos, pues todas las plantas y peces formarán un ecosistema autosostenible, el agua de la piscina será además un excelente agua de riego en caso de que necesitemos regar, y como no, podemos usar la orilla para cultivar plantas adaptadas a esas condiciones de humedad y que además puedas servir como alimento, como por ejemplo la castaña de agua o berros, entre otros.

Las posibilidades son infinitas, y para que podáis ver en detalle el funcionamiento os recomendamos que leáis este artículo de Ecohabitar, que explica muy bien todos los detalles. Y de algo podemos estar seguros, funcionará si seguimos las pautas que nos marca la naturaleza.

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