¡Al mercadillo!
Si algo me gustaba de pequeño cuando visitaba a mi abuela era cuando los miércoles tocaba mercadillo. Me encantaba eso de los señores voceando los precios y dándote trozos de fruta a los que ellos llamaban «miel» o «azúcar», nombres curiosos junto con el de «seda» para definir unas judías verdes entre otros, eso era publicidad de la buena y la verdad que no engañaban y todo estaba riquísimo.
Lo realmente bueno de aquel mercadillo, era que los puesto al menos en Madrid eran (y siguen siendo) en su mayoría de frutas y verduras, eran económicos y con productos realmente buenos, procedentes en muchos casos de las huertas de los propios vendedores. Además, al igual que en las tiendas de barrio el trato se vuelve personalizado e íntimo (pese a las vociferaciones publicitarias intermitentes), el producto siempre te lo darán bueno por una sencilla razón, si no es así no se lo devuelves y santas pascuas, he de decir que también tengo grabadas esas frases tipo: -Manolo, el melón era un pepino, hijo a ver si esta vez me lo das mejor, que si no te lo voy a tirar a la cabeza-, a lo que el Manolo de turno contestaba: -Guapa, no te preocupes que yo te doy otro, que estos son «caramelo»-.
Este tipo de mercados vuelven a recuperar una economía local y sostenible, personalizada a la que se van sumando productores ecológicos e incluso creándose mercadillos enteramente ecológicos, todo en un entorno humano donde nos ponemos cara y nos esforzamos por se amables, cercanos y buenos entre clientes y vendedores.
Desde queremosverde apoyamos a este tipo de mercadillos, por el esfuerzo que supone a esos trabajadore y el beneficio social aportado y por que además la economía es movida por el pueblo y para el pueblo, no dominada por deshumanizadas e impersonales macroempresas. De manera que los mercadillos pueden considerarse de alguna manera un tipo de revolución social donde en cierta forma controlamos el ciclo de nuestros alimentos básicos (sanos) y nuestra economía.
Así que… nos vemos en el puesto de los melones, que me han dicho que son pura miel.