Miedo

El miedo es algo que ha formado parte de nuestra esencia a lo largo de los siglos, siempre hemos tenido un miedo horroroso a las guerras, las enfermedades, el hambre o la privación de libertad entre otras muchas cosas, lo curioso del asunto es que casi todos los miedos que más nos afectan son de nuestra propia cosecha, fruto de nuestro odio a nosotros mismos.

Uno de los peores miedos hoy en día es perder nuestro trabajo, porque somos conscientes de la odisea que supone conseguir uno nuevo y la falta de trabajo a la larga puede dejarnos sin dinero y en consecuencia sin casa o lo que es peor, sin comida.

La casa, como es bien sabido es un derecho del que mucho nos pueden disfrutar, y es así por nuestra avaricia, nos aprovechamos de las necesidades de la gente para obtener riqueza, pero eso sería otro tema sobre el que debatir largo y tendido. Comer, sin embargo, es la necesidad primaria y como tal el mayor negocio y la mayor herramienta para controlar a las masas (que quien sabe si algún día se rebelarán…), pero lo cierto es que la comida debe ser libre y común y todo el mundo debe tener acceso a ella y tener capacidad de obtener simientes para las siguientes cosechas.

La única forma lógica de llegar a una soberanía alimentaria real es eliminar las barrera de las macroempresas megalómanas cuyo fin es sencillamente el beneficio y crecimiento económicos ante cualquier cosa.

Otra solución es eliminar ese tabú que existe entre la población actual y la agricultura, me explico: Si tienes trabajo, consigues dinero que cambias por comida, si no tienes trabajo, no tienes dinero y no puedes comer. Sin embargo si cultivamos nuestros alimentos, si no tenemos trabajo, al menos podremos seguir comiendo.

Como es lógico nada es tan sencillo, ya que no todo el mundo tiene campo ni conocimientos de agricultura ni todo el dinero se invierte en alimentación, pero si todos a los que nos fuese posible cultivásemos algo y trocásemos los excedentes, la industria alimentaria se vería obligada a dar un giro y nosotros viviríamos mucho más tranquilos.

Se que muchas personas pensarán en esto como una utopía, pero eso es así porque sólo sueñas en inmensas praderas de removidas por tractores y similares, pero lo cierto es que hace no mucho, en muchas casas existía una huertita que cubría parte o todas las necesidades alimenticias de una familia, hoy son jardines muy bonitos pero incomibles y que generan un gasto que inevitablemente van a saco roto.

Otro detalle es el tipo de alimentación que llevamos, Probad a echar cuentas y calculad el porcentaje de dinero que se va en productos elaborados innecesarios y en productos animales. En esto estarán de acuerdo nuestros seguidores vegetarianos, los animales no son necesarios en la dieta humana, todo eso que dicen que obtenemos de la carne, pescado, leche, huevos, podemos sacarlos de las frutas y las verduras, que además son infinitamente más baratas y sanas (si, por mucho que un filete de pollo se haga a la plancha, seguirá siendo un cadáver).

En conclusión, lo más tranquilizador es cultivar en medida de lo posible nuestras propias verduras de forma independiente o en grupos de cultivo y dejar el consumo de animales, que es en muchos aspectos un producto que nos sale muy caro.

Queremos Verde

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