la publicidad engaña y/o somos tontos
¿Lo que le pasó a Cristo en el desierto como podríamos llamarlo, tentación o publicidad?, yo creo que publicidad, y bastante engañosa, por cierto, y eso es algo bastante común en publicidad hoy en día.
Supongo que a much@s de vosotr@s os habréis percatado, por ejemplo, de que muchos productos de alimentación que se vendían como sanísimos, supersaludables o «naturales», y que hace bien poco usaban la palabra bio como parte de su nombre ahora han dejado de usarla, han cambiado de nombre, alegando el cambio a mejoras del producto, nueva etapa o no se que cosas más… pues bien, no todo es tan fantástico como lo pintan. Antes biológico o bio, podían aplicarse de manera indiscriminada en el nombre del producto independientemente de si ese producto era tratado con químicos, era transgénico, etc…, hoy eso se ha regulado, de manera que ese término sólo pueda usarse para productos realmente ecológicos.
Igualmente, este engaño publicitario se repite constantemente, de manera que simplemente indican cualidades que no tienen a ciertos productos, y no me refiero a la capacidad de los desodorantes para atraer a ingentes cantidades de mujeres semidesnudas a nuestros brazos, me refiero sugerir ni tan siquiera propiedades curativas o medicinales a productos procesados, plagados de transgénicos o que directamente hacen lo contrario de lo que reza su eslogan; véase por ejemplo la leche, quién la vende dice que es un gran aporte de calcio para nuestro organismo, pero lo que no nos dice es que hay infinidad de estudios que aseveran lo contrario, la leche descalcifica los huesos, o lo que es lo mismo, produce osteopororis… en fin ¿de quién nos fiamos?
Las bolsas de fécula de patata, igualmente es otra «engañifa«, efectivamente son biodegradables y causas menos problemas en el medioambiente si se dejan abandonadas a su suerte, pero… ¿que pasa antes de tener esa bolsa? hace falta cultivar y procesar una gran cantidad de patatas para esas bolsas, terreno de cultivo que bien pudiera utilizarse para fines alimentarios ecológicos (¿esas patatas se cultivan de manera ecológica?), y pudiendo usar bolsas de telas recicladas que tienen infinidad de usos… Son muchas las cosas que tenemos que preguntarnos, ante cualquier producto y sobre todo ante cualquier publicidad, por que una cosa está clara: bajo un fajo de billetes a la ética le flaquean las fuerzas, así somos.