¿Reciclamos? No hace falta, mejor reutilizamos.
Estamos muy habituad@s a usar ciertos productos como algo corriente, y en muchos casos simplemente no nos paramos a pensar si existen otros modos más ecológicos de hacer las cosas.
Tod@s damos por sentado, y me atrevería a decir que lo entendemos como «ley universal», el hecho de que vivimos y coexistimos en una sociedad de consumo, donde «las cosas son así y ya está» sin más pretensiones, usamos y tiramos, o en el mejor de los casos reciclamos. ¿Pero reciclar es tan bueno como pensamos? ¿Realmente resuelve el problema…?
Algo que siempre pienso, y la verdad sea dicha de paso, no sólo pienso sino que hago, es buscar alternativas a muchas de esas cosas, a muchos de esos objetos que simplemente deslizamos dentro de los contenedores de reciclado.
Pongo un ejemplo: ccuando íbamos al cole (y hoy como padres hacemos igual con nuestros hijos), llevábamos un bocadillo envuelto en papel de plata o film transparente en otros materiales, luego los niños felizmente hacíamos una pelota con todos los papeles de plata y lo usábamos como pelota, hasta que nos hartábamos y la dejábamos abandonada.
Pues bien, si el bocadillo, en lugar de envolverlo en estos materiales, que ya de por sí consumen muchísima energía tanto en su fabricación como en su reciclaje, y no hablemos de lo que eso supone para el medio ambiente, optásemos por envolver el bocadillo en un papel de esos de horno o similar y eso se metiese despues en una fundita de tela que nosotros mismos podemos hacer cosiendo dos lados de una vieja servilleta, seguro que podríamos reutilizar varias veces el papel e infinitas la bolsa de tela (incluso si os ahorráis el papel en el caso de no ser un bocata pringoso, mejor que mejor).
Con esto quiero explicar que si en lugar de directamente reciclar, usamos un producto de múltiples usos, nos ahorramos reciclar y todo lo que conlleva.
Podemos cambiar muchas cosas, desde la bolsa del bocadillo como acabamos de decir, hasta regar con el agua de lavar la verdura, o usar verdura fresca día a día en lugar de tanto congelador, podemos hacer conservas reutilizando los botes tantas veces como estos permitan, o consumir pan «bien servido» de masa madre, que hará que éste nos aguante bastantes días sin necesidad de congelarlo o que se nos eche a perder, la cuestión es usar la imaginación y ver que podemos hacer para mejorar nuestro entorno y porque no, nuestro bolsillo.