¿Playa o montaña?

Cuando en cualquier medio de comunicación preguntan a la gente, todos parecen tener el mismo cliché en cuanto a gustos vacacionales y de fin de semana, por lo general, en verano disfrutamos de la playa, en la que suele ser difícil relajarse por la cantidad de gente y niños que se han «mudado» con toda la casa excepto las paredes, y cuando el tiempo no lo permite el plan es irse de camping o al campo (domingueando) con el mismo equipaje y además una barbacoa, y suelo alucinar cuando veo cúmulos de gente haciendo una barbacoa, como si de una bacanal romana se tratara, a tres metros de su coche, con la música a toda pastilla, y pegando balonazos a diestro y siniestro… y me pregunto… ¿esto es todo lo que queda de lo que nos han inculcado?

De niño en casa de un amigo, recuerdo que solía ojear los libros «manual de los jóvenes castores», y enseguida empezaba yo a maquinar lo que haría en nuestra proxima salida al campo, recuerdo ir de camping (acampada libre cuando aún se permitía) y con palos y hojas intentar construir un refugio que creíamos resistiría la mayor de las tormentas, intentábamos cazar jabalíes haciendo un ridículo hoyo en el suelo cubierto con ramitas y hojas (no creo ni que el jabalí se torciera un tobillo, la verdad), también disfrutabamos como enanos haciendo un sendero descubriendo pistas que nuestros padres habían ido colocando a tal efecto… aunque también recuerdo ser el que siempre se caía al río… y sobre todo recuerdo haber aprendido, aprendido que las setas si no sabes es mejor no tocarlas, que el musgo te indica el norte, que los anillos de los árboles indican su edad, y que hay plantas que quitan el picor de la ortiga…

Sigo siendo ese niño, aunque desistí como trampero de jabalíes…, pero sigue pareciéndome una experiencia increible cada salida al campo, ahora siguiendo las pistas de la naturaleza, observando flora y fauna y sobre todo caminando entre esa música que sólo el campo sabe tocar. Huyo, como suele decirse, «lejos del mundanal ruido», intentando sentirme tranquilo e intentando integrarme en el medio, ni que decir tiene que todo lo que procuro siempre llevar son productos naturales y no «abandonar» basura alguna, incluso el lavavajillas, en caso de necesitarlo, intento que sea lo más ecológico posible, intento no dañar la naturaleza tocando el entorno lo menos posible para no interferir en el curso natural.

Yo personalmente prefiero un fin de semana así, pero cada día está todo más saturado de gente conviviendo al mismo ritmo que en las ciudades, y lamentablemente con el mismo impacto medioambiental…y por qué no decirlo, con la misma falta de educación y respeto…

¿Y vosotros?, ¿cómo disfrutais de la naturaleza?

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